LUNA
Velada del 10 de abril de 2024. ESPACIO DAVINCI – BILBAO
El surrealismo sigue vivo. La semilla
del primer tercio del siglo XX sigue convirtiéndose en árbol robusto que da
frutos como Juan Larrea, el bilbaíno amante de las palomas que quiso pasar desapercibido
y no quiso salir en la foto. Pero su presencia es huella viva y hoy nos hemos
ido hasta la luna a lomos de los versos del cadáver esqueleto de la velada,
para recordarlo. A él, y a otros tantos como André Bretón, Antonin Artaud,
Vicente Huidobro, Blanca Varela, Alejandra Pizarnik, Federico García Lorca,
Apollinaire, Rafael Alberti (de quien se escogió un poema para el concurso de
adivinar al autor del poema), Louis Aragón, Olga Orozco, Olivero Girondo, Dora
Mar o Joyce Mansour. Y podríamos haber seguido.
Un total de 29 participantes nos
prestaron sus versos para escribir colectivamente este poema que hoy se sube a
la luna. Se presentó la revista Luminaria,
en la que participa y dirige Andoni Mendia, del equipo de N.P.; José Blanco nos
trajo su último trabajo, El hombre bajo
la lluvia; Manuel Vicente Cajón puso la nota chispeante con su perfopoesía y nos acompañaron las
canciones interpretadas a la guitarra por Jon Moma que, con su impecable buen
hacer, cantó a la luna, al sol y al universo sentimental y estrellado. Una
tarde y noche apacible y relajada que también cantó y se dejó encantar por la
luna.
LUNA
Cuando aquella luz la filtraban las
cortinas
de su cuarto
el hombre, mi hombre, en la luna.
Su cara oculta en tu mirar nocturno. Porque
hay más maneras de brillar, luz
lunar por la grieta de la ermita.
duérmete con tus lágrimas argénteas.
Qué temprana mi sombra; antes de la tempestad
llega la mañana y me abandona,
vuelves a diario como la luz y te veo
lunita, tú también eres música, musa
¿por qué me miras, me miras, si yo te quiero,
luna, brillante y oscura? Luna
enamorada, pobre amor, del sol
guadaña de plata en sembrado de estrellas
siempre eres entera y sonreímos a veces
a media tinta
y a través de tu círculo vacío,
la luz, tu belleza ilumina entera
toda esperanza de vida.
Luna de mis caderas, de mis senos,
que me envuelves en nubes,
me tienes enlunada todo el miércoles,
vosotros, que la veis desde otro lado.
Por difícil que sea imaginarlo
la luna es mentirosa, dicen; para mí
es mágica y hermosa.
Esta noche se nos caen encima las
estrellas,
luna, hermana del sol y la noche
con su sombra enmudecida y su muerte
luminosa en la noche nuestra
el deseo que brilla en la noche
y tus marean que marean mi razón.
Ella nos miraba mientras hacíamos
el amor,
belleza erosionada por el acné,
la luna llena de humo
la noche lloviendo estrellas
como gotas de agua fina.
Sólo soy poema.
NOCHES POÉTICAS
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