La jornada del 14 de diciembre supuso el descubrimiento de un nuevo local, el Bar Goxoa, donde dejar volar los versos, la compañía, la música y las intenciones. Y en el acostumbrado ambiente, grato y desenfadado, fueron transcurriendo los minutos y las horas hasta alumbrar el poema colectivo del Cadáver Esqueleto para mirar a la Tierra, esa casa que habita la vida de la que participamos los seres humanos y que estamos poniendo en riesgo, al margen de los fenómenos naturales que puedan provocar cambios drásticos para la viabilidad de la vida humana y el futuro del planeta. Verde que te quiero verde, verde tierra, bosques verdes y praderas, verde esperanza... LA TIERRA ES VERDE.
Siembra en mi vientre la semilla
Y camina sobre el suelo,
A 2 metros de él,
Volando, aún así los pies
siguen oliendo a tierra.
Sabor de raíces de tierra
Combinando con el salado del mar
La tierra negra, que me ha visto nacer
Y me verá morir.
¿Soy propiedad del lugar donde nací?
Olor a césped recién cortado,
A pergamino nuevo y
A pasta de dientes.
Amor de madre tierra
Humildemente húmeda en el hueco
Que me dejas, soy fértil.
Es verde, la tierra
Su sangre marrón
Esa sangre derramada que obtiene
Sabor....a melocotón.
Nada como el sol de invierno
Que enfría vísceras enterradas
En las raíces del ahogado
Náufrago de tus venganzas.
¿A que sabrá la tierra cuando
Todo haya terminado?
Cuando no sujete árboles,
No castillos ni tus manos
Plantando amapolas de colores.
NOCHES POÉTICAS
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