Noches Poéticas
en el Caos Club (Bilbao)
Cadáver
Esqueleto .- 16 de noviembre de 2016
La crónica de la velada comienza con el caos del comienzo. A media hora de la
hora señalada el Caos Club está cerrado. El técnico de sonido no aparece. A la
entrada nos reunimos un pequeño grupo. Se hacen llamadas para tratar de
averiguar qué ocurre con el técnico. No hay respuestas. Cunde la idea de
enfrentarnos a una noche de poesía a pelo, sin micrófonos salvadores. Le
explicamos a la jovencísima Nagore Rondón, que está allí con su guitarra, lo que
está pasando y que es la primera vez que pasa. Bueno, a excepción de aquella
cita mítica del Burton donde no hubo ni siquiera luz y todo se hizo a la mágica
luz de un montón de velitas. De eso hace unos años.
El Caos Club abre sus puertas. Quedan
quince minutos. Se reciben noticias del técnico. Que ya viene. Esperamos. Y
mientras tanto, explicamos a los reunidos lo que está ocurriendo, nos calamos
el sombrero y aprovechamos para presentar el tema del “cadáver esqueleto” de
esta noche. Haciendo un poco de tiempo mientras el técnico llega y tira cables
por aquí y por allá, se vuelve a explicar el porqué del nombre de “cadáver
esqueleto”, marca propia de Noches Poéticas. Se comunica la idea de hacer un
libro con todos ellos. Y se pide que, quien lo desee, escriba su nombre, nombre
y apellido o nombre y dos apellidos (que por algo tenemos padre y madre) al
lado del verso que aporte a esta composición colectiva, de manera que en el
libro aparezca una relación de algunas de las personas que de manera tan constante
y creativa han dado y darán vida a los “cadáveres esqueletos”.
¿Y qué tema dará título al cadáver
esqueleto de esta noche? La cuestión a esas alturas parecía obvia. Estamos en el Caos Club; en
este mismo lugar tomó parte en las veladas que aquí se hicieron uno de los
miembros fundadores de Noches Poéticas que fue Óscar Alberdi, lamentablemente
ya fallecido, y que escribió su primer libro con el título “Conviviendo con el
caos”. Y esta noche, en sus inicios, parece también sumida en un caos, según lo
que hasta aquí hemos contado. No había otra alternativa. El cadáver esqueleto
de la noche del 16/11/16 llevará por título. El caos.
Explicado a viva voz cuanto antecede y
contando con el asentimiento del respetable público, se procedió a repartir las
tiras de papel reutilizado y las máquinas
de escribir para los que las necesiten, esos lapiceritos que generosa y
anónimamente nos proporciona Ikea (no nos importa hacerle publicidad aquí). Así,
mientras el técnico terminaba de tender cables y comprobar el funcionamiento de
lo micrófonos, la buena gente que iba llenando el local se entregaba a la creación poética escribiendo
algo sobre el caos.
El resultado fue una participación de 40
personas que nos regalaron su verso anónimo para encajarlo en este esqueleto
como un hueso articulado con otros que cobra vida y movimiento y que es leído en directo en la
última parte de la velada. De las 40 personas, 20 nos dejaron sus nombres para
el proyecto “libro”. Agradecemos a las 40 por su participación; agradecemos a los que no
participaron pero que les parece una buena idea, aunque no se sintieran animados a
escribir en esta ocasión; y agradecemos a los 20 que se sumaron a la lista de autores de los
cadáveres esqueletos:
Ana Javier, Rafael Soler, Nerea Román,
Víctor Urrutia, Cristina, Eider “Hadita”, Laura Anaya, Elisa Díez, Txema Rondón
Hernández, Verónica García Macho, Lucía Comba, Amaya Fernández Sampedro, Txaro
Poveda, Nicolás Undabarrena, Martín, Javier Larrea, Mikel Ortega, Nagore Rondón
Hernández, Begoña Montehermoso Zubizarreta y Alberto Infante.
A los anteriores se les irán sumando más
a lo largo de las sucesivas veladas, los cuales ya cuentan con nuestro agradecimiento de antemano.
Y luego llegaron las presentaciones de
libros; hoy, con Rafael Soler; y las canciones de Nagore Rondón,
con una
frescura de voz estupenda y cada vez más segura en sus 18 años tras cada
interpretación; la “txapela extraterrestre” sobre Bilbao en el decir de Txemi
del Olmo; el buen humor del catalán de Hospitalet, Kronia Llurba, y la siempre
sorprendente actuación de Manuel Vicente Cajón. Por entre estos recovecos, las
lecturas de Martín Martínez, Soraya Pereña, Santiago Liberal, Pepa Agüera,
Ernesto Noriega, Miriam Jaramillo, Javier Bermúdez, Begoña Montehermoso, Carlos
Pedraz, Cristina Difuminada, Javier Larrea, Andrea Uña, Irati Iturriza y un
periodista bilbaíno instalado en Madrid que no estaba previsto y del que
–sintiéndolo mucho- no puedo recordar ahora su nombre.
En un intermedio, Julio G. Alonso lee el
cadáver esqueleto de la noche: El caos. Y para cerrar las lecturas de la
velada, los componentes del equipo organizador de Noches Poéticas, Julián Borao,
Julio González Alonso y Mónika Nude recitaron un poema cada uno. Luego, otro
poco de música con Nagore Rondón para dar por cerrada esta noche de poesía de
ambiente excelente… ¡y cada mochuelo a su olivo!
Como final de crónica, aquí está el
cadáver esqueleto compuesto durante la velada.
EL
CAOS
Espinete
se pone cuernos de ciervo;
don Pimpón salta de estrella a estrella.
Paréntesis entre dos eternidades,
un sueño sin ilusión ni color.
Ferozmente casada, felizmente cesada,
así esperando cuanto traiga el día
un sábado por la noche,
desordenamiento,
cacofonía de los sonidos kamikazes de las palabras,
una dosis de vida inyectada en mis venas
y el desastre por el desastre, el desastre
de los desastres. ¡¿Y ahora, qué?!
Esta vorágine que se abre entre tus brazos,
el caos de nuestra mente que hace posible el arte,
desorden
en el amor, el sentimiento, el contacto
y acabaremos rodeados de nubes agobiantes;
mi habitación
la felicidad del fracaso diario.
Desorden constante de la vida,
la vida misma,
apocalipsis embriagada por desamor,
revolución bipolar
entre orden y desorden, luz y obscuridad
me escandalizas en medio de la paz.
¿Iban… o venían? ¿Y yo?
Maravillosa palabra desastre,
origen, vida;
un ratón mordió a un elefante;
quitarse el pijama un domingo,
deambular en una gota de infinito.
Reivindicados
tú y yo en distintos puntos cardinales.
Subía por la espalda anunciando el big-bang,
explosión,
formas extrañas, gestos que dan miedo,
maravillosa imperfección.
El orden dentro del desorden,
el desorden de tus ojos
alborota mi latir.
don Pimpón salta de estrella a estrella.
Paréntesis entre dos eternidades,
un sueño sin ilusión ni color.
Ferozmente casada, felizmente cesada,
así esperando cuanto traiga el día
un sábado por la noche,
desordenamiento,
cacofonía de los sonidos kamikazes de las palabras,
una dosis de vida inyectada en mis venas
y el desastre por el desastre, el desastre
de los desastres. ¡¿Y ahora, qué?!
Esta vorágine que se abre entre tus brazos,
el caos de nuestra mente que hace posible el arte,
desorden
en el amor, el sentimiento, el contacto
y acabaremos rodeados de nubes agobiantes;
mi habitación
la felicidad del fracaso diario.
Desorden constante de la vida,
la vida misma,
apocalipsis embriagada por desamor,
revolución bipolar
entre orden y desorden, luz y obscuridad
me escandalizas en medio de la paz.
¿Iban… o venían? ¿Y yo?
Maravillosa palabra desastre,
origen, vida;
un ratón mordió a un elefante;
quitarse el pijama un domingo,
deambular en una gota de infinito.
Reivindicados
tú y yo en distintos puntos cardinales.
Subía por la espalda anunciando el big-bang,
explosión,
formas extrañas, gestos que dan miedo,
maravillosa imperfección.
El orden dentro del desorden,
el desorden de tus ojos
alborota mi latir.
De la
organización del texto: Julio González Alonso
NOCHES
POÉTICAS
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