viernes, 30 de noviembre de 2012

EL VINO, cadáver esqueleto de la noche poética del 29 de noviembre en HIKA ATENEO





EL VINO, cadáver esqueleto de la noche poética del 29 de noviembre en HIKA ATENEO

Crónica breve de una larga noche

El amplio espacio del Hika Ateneo fue poblándose de poetas y amigos de la poesía, de músicos y seguidores de la música y, según el programa previsto, se le ofreció al público la invitación a participar en la escritura de un nuevo cadáver esqueleto. En esta ocasión el tema vino regalado en forma de brindis por la poesía para que fuera el vino -como se apuntó en la presentación-, sangre de Baco y pasión de Dionisios, inspìrador de la poesía en nuestros corazones, como escribió Dante, el que corriera libre y amorosamente por los versos de la noche. Y el público bebió de esta copa con entrega y buenos sentimientos, incluso con felicitaciones adelantadas de fin de año y nuevo 2013 para Noches Poéticas, con dibujito de racimo de uvas y copa de vino incluídos.

Velada feliz, en suma, que concluyó con el reparto de papeletas para la escritura de los versos que aceptaron 39 personas de entre los asistentes y de las que recibimos 23 respuestas con las que se construyó el poema que sigue, reflejo del insconsciente colectivo que dominó las horas de la noche.

Felicidades por las aportaciones y gracias a cuantas personas se animaron a participar, algunas de ellas por vez primera, en esta experiencia que se va repitiendo en cada noche poética.


El vino

Tierra, sol, lluvia, fruto, caldo dulce,
sabor afrutado que nos calienta el cuerpo
y el alma
(y vino Baco… y se fue –Botella de agua,
agua estancada)

En esta simple copa está rojiza la rima
y el sabor en tu boca es vida;
así
celebramos la palabra grande, la primera que dice: madre.

Por ti, esquiva, llama que me naces cada día,
poesía;
brindo por los poetas, la poesía, el sentimiento;
brindo por la chispa de la vida que me dieron
tus ojos.
¡Que sólo el chocar de las copas
sea música!
Por una copa, una oda. Por una botella,
la poesía más bella.
¡Bombea brioso por mis venas,
cabalga por los mismos rincones;
tuyo es mi cuerpo de hembra!
¡Ay, diosa mía, mantenme el rubor
de las mejillas!

La bodega es mi palacio, niebla
en la boca; eso eres tú
y bebo el vino como si fuera sangre
de tu corazón en celo.
Soy  rumiante pasto de palabras,
el vino profundo que me recorre el cuerpo,
que me da alivio, solaz y vida
y al mezclarse con mi sangre son burbujas
de amor, de canto y poesía.

Vagué por tus calles paralelas y sufrí
el frío del silencio;
que nuestra ilusión y amor se mantengan
sumergidos en alcohol,
buen zumo que la naturaleza nos regala
porque vuele con alas de palabras y plumas
de luz.

Noches Poéticas
Montaje del texto: Julio G. Alonso